Lejos de mi realidad

Ayer, 

Ayer me pareció verte; hoy te soñé 

Ayer me pareció verte por mi ventana mientras conducía. Me detuve un momento y sentí que nuestros ojos se siguieron. No sé si se seguían tratando de encontrarse entre el empañó de los vidrios. 

El coche (un Nissan?) se alejaba mientras yo en lo cansada que sentía asentí con la cabeza mientras se encendió luz verde y arranque. Arranque y quise no pensarte. 

Hoy, 

Hoy me despierto de un sueño dónde estabas tú. Estabas tú ahí en la cotidianidad de mi vida. Te tenía tan cerca que aún recuerdo como se sentía mi mano recorriendo tu espalda mientras caminábamos. 

Me desperté y quise volver a conciliar el sueño, aun cuando una parte de mi no quería soñarte ni pensarte. 

Cerraba mis ojos y los apretaba como si eso fuese a evitar que olvidase mi sueño. No he podido conciliar el sueño por culpa de mi perro quien lloraba para que lo dejara salir. 

Me levante dormida pero soñando con tu rostro. He dejado salir al perro y me ha dado por ir al baño. Me he mirado frente al espejo como asegurándome que no había sido más que un sueño y yo estoy entera, tocándome la cara en un mundo tangible. 

Me he dicho a mi misma lo que me prometí. Me he prometido no hablarte, no buscarte más porque he caído en la cuenta que no tengo un espacio en tu vida. 

En el intento ya he fallado porque heme aquí escribiendo esto mientras te recuerdo, repitiéndome una y otra vez que no ha valido la pena. 

No ha valido la pena porque tú sigues por ahí sin hacerme en el mundo y yo aquí, con tu recuerdo, ese que me abraza de cuando en cuando.

Aquí donde lo único que me ha quedado es el sonido de tu risa, el erizó de tu piel y la intensidad de tus ojos.

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